En la capa más superficial de la Tierra lo normal es que la temperatura descienda conforme subamos pero hay ciertas capas donde ocurre lo contrario, si subimos la temperatura aumenta. Esto se debe a dos causas principalmente; el enfriamiento del planeta durante la noche y la presión atmosférica.
Durante el día el Sol nos irradia de energía haciendo subir la temperatura de la superficie, por la noche la Tierra suelta esa energía en forma de infrarrojos y estos rayos tienden a calentar una capa de aire en altura, el resultado es que tenemos una capa de aire más caliente arriba que abajo, por lo tanto se forma un techo térmico que no permite que el aire pase hacia arriba ya que cuando las corrientes ascendentes llegan a él la temperatura de ambas masas está equilibrada y no existe nada que las haga subir, de momento.
Esta situación es menos común en las Islas del Atlántico ya que su pequeña superficie no es significativa como para influir en toda la masa de aire que les envuelve, pero en estas zonas lo que si es común es que la presión atmosférica tenga el mismo efecto. Recordemos que en las zonas de alta presión el aire desciende y se va comprimiendo sobre si mismo, esta compresión lleva su debido aumento de temperatura. Es como un reloj de arena donde cada grano va cayendo sobre otro y esa fricción que produce en lo alto del montículo es el equivalente a calentar una capa en altura de la troposfera.
Inversión térmica en Canarias (Tenerife)
La gran altura de algunas islas en relación a su superficie define condiciones climáticas diferentes según su altitud. Un clima subtropical húmedo casi permanente en las capas bajas y otro mucho mas extremo y seco, casi continental alpino, en las capas altas.
Tenerife con su gran altitud presenta hasta tres pisos pisos climáticos con grandes diferencias: la humedad marítima bloqueada en la capa baja, un banda estable a media altura y las típicas condiciones extremas e inestables de montaña en las cumbres.
Éste es otro de los factores claves para comprender las condiciones de vuelo en Canarias: La Inversión térmica. Esta aparece cuando el anticiclón crece o se acerca a las islas ya que en el interior de los anticiclones el aire desciende o subside generando mayor presión y con ello aumenta su temperatura, formando esta capa estable donde la temperatura aumenta con la altura en lugar de descender como sería lo normal. Esta capa suele oscilar entre los 700 y 1400 metros y delimita dos corrientes de aire bastante diferentes entre ellas, por debajo el Alisio inferior, fresco y húmedo que es controlado por las isobaras y por arriba el Alisio superior, cálido y seco, que obedece a la corriente general del Oeste.
Es una característica habitual del clima de Canarias y está presente más del 90% del tiempo. Esta inversión, habitualmente de unos 3 ó 4 grados centígrados, bloquea casi físicamente la conectividad de las masas de aire inferior y superior, impidiendo que el viento ascienda las cumbres de la isla y vuelva a caer, obligándolo a rodearla como al perfil de un ala.
Si la inversión desaparece es que también lo ha hecho el anticiclón y se acerca un temporal, por lo que la nubosidad se incrementa espectacularmente y con ella aparece la lluvia.
La singularidad de la morfología general de la isla en forma de flecha, orientada en dirección contraria a los vientos habituales del Noreste, producen una desviación del flujo de viento de las capas bajas por sus laterales y genera una serie de efectos aerodinámicos locales idóneos para el vuelo libre. Añadiendo su macizo central triangular de elevada altura (2.200 metros de altitud media) y considerable longitud (+40 km) en relación a los 87 km de longitud total de la isla, se consigue el bloqueo de los vientos de las capas medias y altas.
La forma triangular también define un perímetro con tres puntas que limita seriamente el efecto Coanda del viento sobre su perfil y le impide girar al llegar a ellas, viéndose lanzado mar adentro al tiempo que genera zonas de calma. Por ello, en casi cualquier condición meteorológica, siempre encontraremos un lugar protegido al sotavento de este imponente macizo volcánico, un microclima o “burbuja” de buen tiempo que resulta increíble para los pilotos que visitan la isla por primera vez.